Se trata de crear momentos positivos cuidando la decoración y la distribución de tus productos; toma nota.
1.- Todo comienza en el escaparate.
Como el amor a primera vista, el vínculo emocional que se produce entre cliente y marca nace en este punto de la tienda. Por eso, deberemos colocar aquí los productos de mayor demanda y aceptación.
2.- El interior del local tiene que representar la esencia de la marca.
El cliente deberá percibir nuestros valores a través de los cinco sentidos. Y la clave será armonizar todos ellos a través de una acertada decoración. Deberemos buscar unidad entre todos los elementos: maniquíes, mobiliario, pintura de paredes, iluminación, olor, música, ambientación. Cualquier detalle cuenta.
3.- Localiza los puntos fríos y los puntos calientes de tu tienda.
Los productos básicos –de mayor demanda- se colocarán al final de la tienda o en zonas menos transitadas (puntos fríos) a fin de que el cliente recorra el resto de pasillos. Se trata de utilizarlos como reclamo para dar a conocer aquellos otros artículos que nos convenga. Los de menor demanda o baja rotación se expondrán en los puntos calientes de la tienda, es decir, en las zonas de mayor tráfico.
4.- Amplitud y orden.
Dejar los pasillos lo más despejados posible y mantener los productos en perfecto orden (excepto para los que estén rebajados) hará que el cliente se detenga más tiempo en la tienda y que las posibilidades de mejorar las ventas en tu tienda aumenten.